domingo, 27 de mayo de 2012

De lo burdo a lo sagrado

   Un Parque común, con museos comunes, con personas comunes, con situaciones comunes, con árboles comunes, con edades comunes, con besos y caricias comunes. Todo, pero absolutamente todo esto no significa nada, no significa nada en el espacio público de lo que es común, pero es todo cuando trasciende lo público para desenvolverse en lo privado, en lo más íntimo del ser y de la condición humana de una mísera existencia. Se detiene, cambia, piensa y reflexiona...no, no, no piensa, solo siente y deja sentir la naturaleza que en ese instante se hace más notoria y voluble con el movimiento de las hojas que celebran cómo nuestras miradas se cruzan en movimientos sutiles. Sí, aquello común y burdo que había sido olvidado, eso que siempre está ahí, ahora se hace visible, cada detalle resalta ...perdón, al revés, el detalle resalta tu belleza, esa belleza que corrompe, esa belleza que el viento seduce con el movimiento de tu cuerpo. Sí, porque nada más importa, porque todo es común y a la vez nada lo es para nosotros, porque el presente ha sido generoso con nosotros, digo, conmigo. Sí, generoso porque hizo manifiesta la expresión del anhelo en un solo gesto, en el encuentro, en el encuentro de dos cuerpos que bailan sin compaces claros, que caminan sin rumbo cierto, que camina(ba)n lento y sin prisa del tiempo.
   Ese parque común que vuelve a ser parque, que vuelve a ser museos, personas, situaciones, árboles y edades...vuelve a significar nada. Porque nada es más nada que el mismo recuerdo y nada es más que el todo porque el todo dejó de existir. Porque el sentir de un cuerpo frágil se desmoronó y la razón lo dominó. Porque las hojas ya no hablan, ya no felicitan...la verdad, ya no me agradan, al menos las de esos árboles comunes, porque solo lo hacían cuando el viento, las miradas, la sutileza del gesto, el encuentro de dos cuerpos se compenetraban y formaban el todo que ahora se divide en ecos fragmentados que desorientan...te pierden. 
  Lo más terrible es que todo esto... es común y, quizás, lo más agónico es que el todo jamás signifique lo mismo después de la nada, porque las partes enmudecieron para siempre en la melancolía pusilánime de un corazón.   

para terminar...una imagen común

 
"Tengo mis lugares sagrados, porque en cada lugar
vive un recuerdo, por ello me restrinjo de ir a esos espacios,
porque ahí está su viva imagén"

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