martes, 9 de octubre de 2012

Memorias:

   Mientras escucho "Hoy mi deber era", imagino cinco meses que pasan volando y en un reencuentro. Hace un par de meses atrás las circunstancias eran favorables, tanto así que el tiempo pasaba volando, pero hoy el tiempo nos engaña y nos tiende la trampa de una larga espera, inexorable. Los momentos tienden a la monotonía, a la proyección de un solo día y, para disimular, escuchamos canciones, vemos fotos de tiempo atrás y quizás qué otras cosas, solo para disimular. En fin, a ambos no nos ha gustado esperar y las ida y vueltas resultan un tanto tediosas cuando en vez de acercarnos nos alejamos. Tu boca pequeña dentro de mi beso, qué haces tan lejos...Podría coleccionar y ser el mejor compilador de poemas y canciones que definan  nuestro presente, podría ahondar en mostrar mil palabras sin que fueran exactas, los significantes no muestran el verdadero significado de nuestras representaciones, de nuestras experiencias, se limitan en sí mismos.
   Las melodías dejaron de ser sutiles, los acordes no suenan igual, se desafinan en el intento de ser tocados. Las cuerdas se oxidan, el mástil se pudre junto con la madera, los clavijeros giran en solitario, sin siquiera mirarlos. El perfil me mira, sin ser correspondido y aun está ahí, esperando por ti junto al capodastro que se ha perdido. Los libros, por su parte, esas letras desangradas que se caen a pedazos se cierran y se abren esperando ser leídos, interpretados o malinterpretados. Antologías, poesía, cuentos, ensayos y novelas se traicionan a sí mismos para desafiar a la verdad, al entendimiento. El entendimiento inentendible por nosotros mismos, que buscamos explicaciones inexactas, inacabadas, porque todo siempre es y no sabemos más que eso. Por su parte las fotografías solo miran lo que sucede en este cuarto, sonríen y por las noches lloran, tienen un doble significado que aun no comprendo. Lo demás aun no significa, pero el tiempo les dará la razón.

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